sábado, 19 de noviembre de 2011

#8

Piscina de bolas, castillos hinchables y sobretodo esa plaza portátil que no me gusta nada. Se puede decir que yo soy algo mas tradicional, soy mas de palos y cuerdas, o simplemente de quedarme en la puerta de mi casa viendo como todos los chicos se dedican a poner la plaza con guantes de jardinero.
¿Qué es lo primero? Conseguir un cubata, así que vamos directas a las peña "Los Chamuscaos". Al menos la relación con ellos ha cambiado, poco, pero para bien.
- ¿Quieres algo?
Joder, parece mentira que aun reconozca su voz, hace cuatro años que no manteníamos una conversación convincente.
- Barceló limón porfa.- Intento sonreir. Os juro que para nada me esperaba esa reacción suya.
Le presto atención mientras me lo sirve. Dos hielos, un baso de tubo y medio baso de Barceló.
-¡Ya burro! -Se ríe y se acerca a mí. Me da miedo, viene muy decidido.
-Paula, me gustaría hablar contigo. Sabes que nunca llegamos a arreglar nada.
-Sí, lo sé.-Prefiero ser chica de pocas palabras para dejar de agobiar.
Nos vamos por el polideportivo, hay mil coches haciendo botellón. Típico.
Nos sentamos en la primera acera que vemos libre.
-De verdad que te pido perdón, pero Paula sabes que no sentía lo mismo que tú, no podías esperar algo de mí.
-¿Enserio vamos a hablar de esto?
-Bueno solo quería que supieses que lo sentía.-Saca una caja de Malboro y hace ademán de ofrecerme uno. Bueno, si no hay más remedio...
-Sí, pero sabes de sobra que no fue eso lo que me fastidió. ¿Qué me dices de lo de empezar a vacilar?
-Siempre me llegaste a pillar de mala hostia, bien lo sabes.
-No sé si será cierto. Pero prefiero cambiar de tema.
-Pues entonces...¿qué tal te trata la vida?
-No me puedo quejar, tengo todo lo que quiero. He conseguido un apartamento en Segovia y lo estoy pagando con un amigo.
-Uy con un amigo...
-Bueno vale, es mi novio.
-¿De dónde es?
- Jajajaja, no te lo pienso decir, que puede que incluso le conozcas.-No es la primera vez que me avergonzaba.
-Sabes que os acabaré viendo juntos por algún lado.
-Cierto, a ver si duramos hasta que lo puedas comprobar por ti mismo.
Le veo dar cada calada, con esos labios que nunca fueron pequeños. Noto como si le conociese de siempre, pero ha cambiado, es como si hubiera madurado de golpe. Nunca me hubiese esperado el haber terminado hablando aquí, él y yo.
Me levanto, ya no había más tema de conversación.
Y en ese momento sé que quiere volver y decirme: "¿Nos encendemos otro? Tengo una caja entera."

No hay comentarios:

Publicar un comentario