domingo, 20 de noviembre de 2011

#9

Dios mío, que dolor de cabeza.
Lo único de lo que me acuerdo de ayer fue de la cara de Cristina cuando vio que venía de hablar con Miguel, que corte.
No me apetece comer nada, son las 3 y no tengo nada d hambre.
-Algo tienes que tomar.
-Que no mamá, enserio que no tengo hambre.
-Si quieres ir a la piscina por lo menos tomate un bocadillo.
-Tengo que ir a limpiar la peña, así que si tengo hambre ya me pasaré por aquí.
La peña está relativamente cerca de mi casa. la verdad que es una putada, porque mis padres se podrian pasar cuando ellos quisieran. espero que no lo hagan.
me pongo aquella famosa camiseta en la que pone "Ciao Bella", un regalo muy grande desde Italia o simplemente desde Santander. Unos pantalones viejos y como no, una coleta.
Cojo la Blackberry, porque a falta de radiocasetes buenos son los móviles.
-¿Ya estáis ahí?
-Solo estamos Cristina y yo.- Me dice Raquel.
-Va. estoy en un minuto.
-Tráete un trapo y una escoba plis.
Llego, saludo, pero Cristina no me mira. Sí, ella también ha estado enamorada de él. Seguramente no tanto como yo, pero sí durante más tiempo. Me costó asumirlo, pero por lo menos a mí ya se me ha pasado la tontería.
La verdad que no hay mucho que limpiar. A las arañas aún no las ha dado tiempo a asentarse ahí.
Me jode muchísimo que tengamos que estar solamente nosotras tres cargando con la limpieza de estas cuatro chapas, ya las tocará a ellas limpiarla a finales de verano. No quiero ni pensar en como será ese día.
Intento llamar a todas, pocas me cogen el teléfono, y de esas, todas están comiendo. Menuda mierda, solo tres y una de ellas no me dirige la palabra.
-¿Qué tal ayer?
-Yo...me lo pase genial.- Dice Raquel.
-Yo la verdad que casi ni me acuerdo.- Intento meterme en la conversación como sea.
-¿Y con quién te fuiste?¿Eh pillina?.- Menuda cagada. Raquel no se calla ni debajo del agua. -Que me dijo Marta que vio que te ibas con uno.
Además de haberme metido en la conversación por mi cara bonita, tiene que salir este tema.
-Solo fue Miguel, que estuvimos hablando.
A Raquel se la abren los ojos como platos. Ella se sabe toda la historia y todos las broncas que habíamos tenido Cristina y yo. Se acababa de dar cuenta de que la había cagado. En cambio, a Cristina se la va poniendo cara de tranquilidad.

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